¿Cuál es la edad ideal para casarme?
Algunas personas están maduras a los 19 años y
otras no lo son ni siquiera a los 40 años entonces no puedo dar una edad
cronológica. Sin embargo un versículo en Génesis 2:24 revela algo importante:
"Por esta causa dejara el hombre a su padre y madre y se unirá a su mujer
y serán una sola carne". Si tu no puedes dejar a tus padres, física,
emocional y económicamente, cualesquiera que sea la razón, entonces no estarás
listo para casarte. Esto no quiere decir que el joven tiene que haber comprado una
casa con todos sus muebles antes de casarse. Casi siempre hay luchas y sacrificios
financieros los primeros años. MI esposa y yo nos casamos con muy poco en
cuanto a cosas materiales, pero una cosa que si tuvimos fue la determinación de
administrar bien los pocos ingresos y vivir dentro de nuestras posibilidades.
La persona que no sabe vivir dentro de sus posibilidades
estará pidiendo fuertes conflictos matrimoniales.
Es preferible que la pareja recién casada viva
en una choza humilde con pisos de tierra, en vez de vivir con los papas de uno.
Por muy buenos que sean los padres, es imposible que haya dos familias (y dos
cabezas) bajo el mismo techo sin tener conflictos fuertes.
También tiene que venir una separación
emocional. La muchacha que siempre tiene que recurrir a la mamá para que la
ayude a resolver sus problemas no esta lista para casarse, Y el joven que tiene
"mamitis" que no puede hacer decisiones sin consultar con su mamá
tampoco esta listo para casarse. Requiere madurez de parte de ambos.
©Calvin George
Pastor
El tiempo adecuado para casarse es diferente
para cada persona y único para cada situación. Los niveles de madurez y la
experiencia de la vida son factores variables; algunas personas están listas
para el matrimonio a los 18 o 19 años como lo dice Calvin George, y algunas
jamás están preparadas para ello. Por los niveles de divorcios es obvio que
mucha de nuestra sociedad no apreció el matrimonio como un compromiso
perdurable. Sin embargo, esta es la opinión del mundo, la cual usualmente
contradice a la de Dios (1 Corintio 3:18). Para un matrimonio exitoso, es
imperativo contar con un fuerte cimiento, y éste debe establecerse aún antes de
comenzar a tener citas o cortejar al compañero en potencia para toda la vida.
Nuestro caminar cristiano debe incluir mucho más que solo asistir a la iglesia
los domingos y asistir a un estudio bíblico. Debemos tener una relación
personal con Dios que se da solo a través de la confianza y la obediencia a
Jesucristo. Debemos educarnos a nosotros mismos acerca del matrimonio, buscando
la visión de Dios para él, antes de lanzarnos. Una persona debe saber lo que
dice la Biblia acerca del amor, el compromiso, las relaciones sexuales, el
papel del esposo y la esposa, y Sus expectativas de nosotros antes de
comprometernos para el matrimonio. También es importante tener al menos a una
buena pareja de cristianos casados como modelo. Ellos pueden responder nuestras
preguntas acerca de factores que conducen a un matrimonio exitoso, la manera de
crear la intimidad (más allá del aspecto físico), de qué manera es su fe algo invaluable
en sus vidas, etc.
Antes de considerar el matrimonio, una pareja
debe primeramente asegurarse de que no estén unidos en yugo desigual,
significando que uno sea un creyente y el otro no. Segunda de Corintios 6:14-15
dice, “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué
compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con
las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con
el incrédulo?” Porque un cristiano que se casa voluntariamente con un
incrédulo, no solamente peca, sino que incurre en un grave error que él o ella
inevitablemente lamentará.
Los cristianos son miembros de la familia de
Dios, y los incrédulos son enemigos de Dios (Colosenses 1:19-22). La gente está
ya sea bajo el control de Dios o de Satanás, y estas dos fuerzas no pueden
convivir juntas en armonía (Hechos 26:18).
Una pareja en prospecto de matrimonio, también
necesita asegurarse de conocerse bien uno al otro. Deben conocer las opiniones
del otro sobre el matrimonio, finanzas, suegros, crianza de los niños,
disciplina, deberes del esposo y la esposa, si alguno de los dos, o ambos
estarán trabajando fuera de casa, y deben conocer el nivel de madurez
espiritual de la otra persona. Mucha gente se casa confiando en la palabra de
la pareja en que son cristianos, solo para descubrir más tarde que solo era de
palabra. Toda pareja que esté considerando casarse, debe pasar por consejería
con un consejero matrimonial cristiano o su pastor. De hecho, muchos pastores
no celebran bodas, a menos que se hayan reunido varias veces con la pareja en
sesiones de consejería.
El matrimonio no solo es un compromiso, sino un
pacto con Dios. Es la promesa de permanecer con la otra persona por el resto de
tu vida, sin importar si tu pareja es rica, pobre, sana, enferma, con
sobrepeso, delgada, o aburrida. Un matrimonio cristiano debe permanecer a
través de las circunstancias, incluyendo peleas, enojo, devastación, desastre,
depresión, amargura, adicción y soledad. El matrimonio jamás debe iniciarse con
la idea del divorcio como una opción – ni siquiera como el último hilo cuando una
pareja siente que está al final de su cuerda. La Biblia nos dice que a través
de Dios, todas las cosas son posibles (Lucas 18:27), y esto ciertamente incluye
el matrimonio. Si una pareja toma la decisión desde el principio de permanecer
comprometidos y ponen a Dios en primer lugar, el divorcio no será la solución
inevitable para una situación miserable.
Es importante recordar que Dios quiere darnos
los deseos de nuestro corazón, pero eso solo es posible si nuestros deseos
concuerdan con los Suyos. Él tiene un plan para cada uno de nosotros, y puede o
no incluir el matrimonio. Casarse y comenzar una familia es con frecuencia el
siguiente paso que toma una persona después de tener una carrera o un trabajo.
Pero Pablo dice en 1 Corintios 7:7,”Quisiera más bien que todos los hombres fuesen
como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo,
y otro de otro.” Esto puede no ser evidente para la persona en principio. Ellos
solo lo descubren después de años de buscar y no encontrar a la pareja adecuada
para casarse.
La gente generalmente se casa solo porque “se
siente bien.” Durante las primeras citas, y aún en el matrimonio, ves venir a
la otra persona, y sientes mariposas en el estómago. El romance está en su
apogeo, y conoces la sensación de estar “enamorado.” Muchos esperan que esta
sensación permanecerá para siempre. Desafortunadamente, no es así. El resultado
puede ser decepcionante y aún llevar al divorcio al desvanecerse esos
sentimientos, pero aquellos que tienen matrimonios exitosos, saben que la
excitación de estar con la otra persona no tiene un fin. A cambio, las
mariposas ceden el paso a un amor más profundo, un compromiso más fuerte, un
cimiento más sólido, y una seguridad inquebrantable.
La Biblia es clara en que la definición del
amor no se basa en los sentimientos; esto es evidente cuando se nos dice que
amemos a nuestros enemigos (Lucas 6:35). Es posible solo cuando permitimos que
el Espíritu Santo trabaje a través de nosotros, cultivando el fruto de nuestra
salvación (Gálatas 5:22-23). Es una decisión que hacemos sobre la base diaria
de morir a nosotros mismos y a nuestro egoísmo, y dejar que Dios brille a
través de nosotros. Primera de Corintios 13:4-7 nos dice cómo amar a otros: “El
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita,
no guarda rencor no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo
sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”
©Edgar Ramírez
Maestro de Educación
Cristiana
Fragmento tomado del folleto Noviazgo Cristiano
Calving George y Edgar Ramirez 2008. Ampliado y reeditado en septiembre 2010
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