La fe del evolucionista
La fe del evolucionista
Por Sugel Michelén
Por Sugel Michelén
Muchas personas creen erróneamente que el meollo del conflicto entre el teísmo y el naturalismo es un antagonismo entre religión y ciencia, cuando se trata en realidad de dos religiones en pugna. Mientras los teístas afirman que hay un Dios trascendente y personal que creó el universo con un propósito, los naturalistas insisten en que el universo puede ser explicado en términos puramente naturales. El astrónomo norteamericano Carl Sagan resume el credo del naturalismo en la frase con que iniciaba cada episodio de la serie televisiva “Cosmos”, que fue tan popular hace unas décadas: “El cosmos es todo lo que hay, todo lo que siempre ha habido y todo lo que habrá”. Según esta perspectiva, no existe nada más aparte del universo que explique la existencia del mismo, como si fuese una entidad infinita, eterna y omnipotente, atributos que la Biblia otorga únicamente a Dios.
Ahora bien, es evidente que esta declaración, aunque dicha por un hombre de ciencia, es una declaración de fe y no una conclusión científica. La ciencia tiene sus límites en el campo del conocimiento. Es erróneo pensar que la ciencia puede explicarlo todo, y más erróneo aún presuponer que todo lo que esté fuera del alcance de la investigación científica sea inexistente. La falacia de este concepto es ilustrada en la famosa parábola del físico Arthur Eddinton, “sobre un pescador que pescaba con una red de 10 cm de malla. Alguien que pasaba por allí le preguntó qué sabía de los peces”. A lo que él hombre respondió: “Todos son de más de 10 cm de largo”. El transeúnte entonces aseveró haber visto peces de 5 cm; a lo que el pescador replicó tercamente: “¡Si mi red no lo captura no es un pez!”. Como bien señala John Lennox: “Toda red científica tiene su tamaño de malla, y no existe ciencia que lo capte todo.”
Nadie puede probar científicamente que “el cosmos es todo lo que hay, todo lo que siempre ha habido y todo lo que habrá”. John MacArthur está en lo cierto cuando afirma que toda la filosofía naturalista descansa “en una premisa basada en la fe… La ciencia sólo se ocupa de cosas que pueden ser observadas y reproducidas por experimentación. Por definición, la ciencia no puede darnos conocimiento alguno acerca de cómo llegamos a existir en este planeta. La creencia en la teoría evolutiva es un asunto de pura fe, y la creencia dogmática en cualquier teoría naturalista no es más ‘científica’ que cualquier otro tipo de fe religiosa”.
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