Diseño, designio, propósito, el poder y la sabiduría del Creador incluso en las bacterias.

12 julio 2010 — En la búsqueda de las formas más primitivas de vida sobre la tierra, las bacterias parecerían desde luego buenos candidatos. Son diminutas, unicelulares y tienen pequeños genomas. Entonces, ¿por qué dicen Patrick Forterre y Simonetta Gribaldo del Instituto Pasteur en PNAS:1 «deberíamos de una vez por todas dejar de pensar en las bacterias en términos de organismos “inferiores”»? Lo dicen por la misma razón por la que Science Daily anunció acerca de un descubrimiento relacionado: «Las humildes bacterias están resultando ser mucho más complejas de lo que se creía hasta ahora».


El origen de los eucariontes. Viejas especulaciones materialistas de su origen, presentadas dogmáticamente al público, dan paso a nuevas especulaciones materialistas, dentro de la dinámica darwinista de un desenfreno de la imaginación para negar lo innegable, la realidad del Creador detrás de toda la vida biológica.
Imagen: Wenche Eikrem and Jahn Throndsen, Universidad de Oslo.


Naturalmente, algunas bacterias tienen algunos de los motores moleculares más asombrosos de la tierra: el flagelo. El equipo de Harvard dirigido por Howard Berg descubrió recientemente que las rotaciones en sentido horario y antihorario de los flagelos son asimétricas. Escribiendo en PNAS,1 decían: «Especulamos que la rotación antihoraria pudiera estar optimizada para carreras, donde unas velocidades más elevadas aumentan la capacidad de las células para detectar gradientes en el medio, mientras que la rotación en sentido horario podría estar optimizada para volteretas, donde el propósito es cambiar las trayectorias de las células». Los motores celulares son sólo un ejemplo de la exquisita complejidad que se encuentra en las bacterias. Más y más casos están saliendo actualmente a la luz.

El artículo aparecido en Science Daily informaba sobre investigaciones realizadas en la Universidad de Loyola que encontraron un nuevo ejemplo de «complejidad bacteriana» conocido como «acetilación de proteínas», un proceso que se había creído característico de los más complejos eucariontes, y raro en las bacterias. La acetilación de las proteínas es un proceso molecular involucrado en la regulación de los genes y de las proteínas. «Durante largo tiempo se ha considerado a las bacterias como unos parientes simples de los eucariontes», escribía Alan Wolfe por sus colegas en Loyola. «Evidentemente, es necesario modificar esta falsa noción ... Hay todo un proceso en marcha al que hemos estado ciegos». Debe tratarse de un descubrimiento apasionante, porque sus estudiantes están trabajando a todas horas del día y de la noche porque «Estamos montados en la cresta de la ola, y esto es entusiasmante». El titular anunciaba que el descubrimiento de un proceso complejo en las bacterias representa «el amanecer de una nueva era en la investigación bacteriológica».

Forterre y Gribaldo, en su Comentario en PNAS,2 analizaban otros dos recientes descubrimientos con los que las bacterias ascienden a la categoría de organismos complejos: (1) El descubrimiento por parte de Fuerst de que son capaces de endocitosis, donde los cargamentos extracelulares pueden entrar en la célula a través de envoltorios de material de la membrana, y (2) el descubrimiento por Devos de que sus membranas celulares contienen proteínas que son «análogos estructurales de las proteínas del recubrimiento de la membrana (MC) de los eucariontes». Forterre y Gribaldo explican: «En los eucariontes, las proteínas del recubrimiento de la membrana están involucradas tanto en los sistemas de tráfico de vesículas como en la formación del poro nuclear». Pero, ¡las bacterias no tienen núcleo! ¿O tienen? En realidad, muchas bacterias tienen una membrana intracitoplasmática (ICM), otro análogo del núcleo eucariota, y sus proteínas de recubrimiento de membrana forman por lo que parece una especie de poro nuclear para permitir el tráfico de ARNs entre el genoma y los ribosomas —como en el caso de los eucariontes. «Las analogías entre los sistemas de tráfico de las membranas de bacterias del PVC y de Eucariontes, tanto al nivel citológico y de estructura de las proteínas, son así sorprendentemente evidentes», decían admirados. «Parece ahora que es imposible ignorar estos datos cuando se considere el origen del núcleo de los eucariontes». ¡Lejos de los biólogos ignorar datos! De modo que, ¿cuál es la nueva situación de la relación entre los «simples» procariontes y sus superiores más evolucionados, los eucariontes? Por una parte, Forterre y Gribaldo revelaban unos serios defectos en el popularizado modelo de «endosimbiosis» —la idea de que un procarionte englobó una archaea y dio origen a una relación simbiótica que produjo un eurcarionte. «Sin embargo, las hipótesis de simbiosis para el origen de la Eukarya siguen siendo de difícil comprensión en términos de los mecanismos biológicos conocidos», dicen ellos. «Por ejemplo, inplican una asociación específica entre una bacteria y un archaeon para el que no existen ejemplos en la naturaleza, y dan por supuesto un proceso sumamente improbable en el que todos los genes del huésped bacteriano que codificaban las proteínas portadoras de información hubieran tenido que ser sustituidas por las del simbionte arqueano». En esto queda la idea. ¡Que lástima que fuese el argumento principal de muchas propuestas evolucionistas a nivel de documentales y de divulgaciones populares!

Forterre y Gribaldo sólo podían pensar en dos planteamientos, ambos evolutivos: «Un objetivo principal de las futuras investigaciones deberían ahora determinar si las proteínas del recubrimiento de la membrana celular son sólo análogos estructurales de los eucariotas (un caso de evolución convergente) o si más bien se trata de homólogos». Con alternativas como éstas, el darwinismo queda necesariamente incuestionable. «Esto no puede ponerse a prueba mediante similitud de secuencia (incluso entre proteínas del recubrimiento de la membrana eucariota), porque estas proteínas evolucionan demasiado rápidamente a nivel de la secuencia», decían, de nuevo dando la evolución por supuesta. «Sin embargo, las proteínas del recubrimiento de la membrana han retenido su arquitectura fundamental durante la evolución ...» La gran pregunta es, ¿cómo lo saben? Los dos únicos dominios proteínicos que constituyen las proteínas del recubrimiento de la membrana de las procariotas «son extraordinariamente similares en las bacterias de PVC y en los eucariontes». Por esta razón, favorecen la homología sobre la convergencia, pero será necesaria más investigación: «Sin embargo, unos resultados preliminares ya han proporcionado una importante información, que sugiere de hecho un origen antiguo de estas proteínas tanto en las bacterias de PVC como en las eucariotas, porque ya había probablemente varias copias de proteínas del recubrimiento de la membrana presentes en sus respectivos últimos antecesores comunes».

Es evidente que para Forterre y Gribaldo el supuesto de la evolución cuenta como información acerca de cómo los eucariotes evolucionaron a partir de los procariontes. «Si suponemos que las proteínas del recubrimiento de la membrana de las bacterias y de los eucariontes tienen un origen común, ¿cómo puede incardinarase esta información con las actuales teorías acerca del origen de los eucariontes?» La imaginación también aporta información: «Pueden imaginarse tres escenarios», dicen ellos. El modelo de la endosimbiosis, como ya hemos hecho notar antes, ya no es creíble. Esto nos deja con dos «escenarios en los que los modernos Eukarya se originaron a partir de un linaje ancestral protoeucarionte». En el primero se imagina que las bacterias de PVC consiguen sus proteínas de recubrimiento de la membrana mediante transferencia lateral de genes. Admiten que no hay prueba de tal cosa. «En el segundo» (el único que favorecen), «las proteínas de recubrimiento de la membrana ya hubieran estado presentes en el último antecesor universal común (LUCA) y fueron heredadas en los eucariontes y en las bacterias de PVC, mientras que se perdieron en todos los demás fílums bacterianos y en las Archaea». ¿Y el LUCA, cómo las adquirió? No lo dicen. Aquí es donde su narración se vuelve enrevesada, y, admitidamente, «extraña»:

Si el LUCA ya albergaba proteínas de recubrimiento de la membrana, estaba probablemente compartimentado. Esta idea puede parecer extraña para muchos biólogos que suelen pensar acerca del LUCA y de todos sus coetáneos como entidades muy primitivas. Sin embargo, la formación de vesículas y la manipulación de las membranas pueden ser características muy antiguas de la vida ... lo que sugiere, por analogía, que incluso células antiguas con genomas de ARN pudieron haber gozado de esta capacidad, y por ello mismo haber sido ya compartimentada. Si las proteínas de recubrimiento de la membrana ya existían para la época del LUCA, la antigua biosfera pudiera haber sido más diversificada de lo que se suele sospechar, con diversos linajes de células compartimentadas, algunas de ellas con núcleos (que podrían designarse como sincariontes) y otras sin ellos (acariontes), prosperando en diversos medios. La endocitosis de las proteínas podría bien ser un antiguo rasgo que se perdió en las bacterias con paredes celulares rígidas. Aunque las bacterias de PVC son miembros legítimos del dominio bacteriano, podrían por ello haber conservado algunas características ancestrales en términos de estructura y función celular que abren nuevas vías de pensamiento acerca de la naturaleza de nuestros antecesores celulares. Muy posiblemente la futura exploración de la diversidad microbiana será una fuente de sorpresas. De hecho, podrían existir otras células compartimentadas entre la inmensa cantidad de linajes arqueanos y bacterianos todavía no cultivados.

Uno puede detectar una sugerencia de que el anterior párrafo pudiera tener un montón de «podrías» y «posiblementes» en el mismo, quizás. Hay mucha complejidad para explicar. Ahora el lector comprende el contexto de la línea con la que comenzaba esta reseña: «En todo caso, los resultados de Fuerst y Devos y colegas nos recuerdan que deberíamos de una vez por todas dejar de pensar en las bacterias en términos de organismos “inferiores”».


1. Yuan, Fahrner, Turner, and Berg, «Asymmetry in the clockwise and counterclockwise rotation of the bacterial flagellar motor», Proceedings of the National Academy of Sciences, publicado en línea antes de su impresión el 6 de julio de 2010, doi: 10.1073/pnas.1007333107.

2. Patrick Forterre y Simonetta Gribaldo, «Bacteria with a eukaryotic touch: A glimpse of ancient evolution?», Proceedings of the National Academy of Sciences, publicado en línea antes de su impresión el 12 de julio de 2010, doi: 10.1073/pnas.1007720107.

Estos descubrimientos añaden a la realidad de la situación acerca del mundo de lo viviente: la complejidad de las bacterias, y la vacuidad de las explicaciones materialistas del origen y desarrollo de la vida, a pesar de toda la tenacidad con que los darwinistas se aferran dogmáticamente al azar, empeñados en la negación de una realidad que los mira a la cara: diseño, designio, propósito, el poder y la sabiduría del Creador en un mundo, que aunque caído y en corrupción, sigue exhibiendo, como un reloj descompuesto, la sabiduría del Maestro Relojero que lo diseñó y construyó antes de la tragedia que provocó su rotura.

El evolucionismo es una fe no justificada por los datos del mundo de lo viviente. Observemos las suposiciones infundadas que se entremezclan en la narrativa materialista: «Si suponemos que las proteínas del recubrimiento de la membrana de las bacterias y de los eucariontes tienen un origen común ...» Esta frase pone a descubierto el pecado capital del Método «Científico» de Darwin: (1) Se supone la evolución, (2) se observa un organismo o una función, (3) se inventa una historia para explicar cómo aquello evolucionó. Incluso se llega en este empecinamiento a designar esta suposición como «información». Dicen: «¿cómo puede incardinarase esta información con las actuales teorías acerca del origen de los eucariontes?» Pero esto no es información: es un ensalmo. Es evocar imágenes como de dibujos animados en sus propias mentes. También es razonar en círculos viciosos. Lo que dice, en resumidas cuentas, es que «Suponiendo la evolución, ¿cómo se incardinaría esta suposición con las actuales teorías de la supuesta evolución?» Sería como decir: «Supongamos un abrelatas. ¿Cómo jugaría esta suposición con teorías de cómo tener un abrelatas serviría de ayuda para abrir la lata de atún?» Ante todo, ¿dónde está el abrelatas? Si lo tenemos de verdad, podremos abrir la lata y comer, en lugar de soñar «escenarios» acerca de dónde se «originan» los abrelatas a partir de algún desconocido antecesor común.

Y así suponiendo y suponiendo, saltando de una soposición a otra, van aplicando el segundo pecado capital del método darwinista: la imaginación. «No es difícil imaginar ...», dicen un par de veces. Desde luego, no es difícil cuando lo practican constantemente a diario. Lo que es difícil es seguir una ciencia rigurosa, y ceñirse a lo que es observable, susceptible de prueba, y reproducible.

Pero, a pesar de todos sus gestos, con todos estos descubrimientos el materialismo queda más claramente al desnudo y arrinconado. Acaban de privarle de la explicación más popularizada del origen de los eucariontes (la endosimbiosos), y tienen que situar toda la complejidad hacia atrás, en un mítico «último antecesor común universal» (LUCA por sus siglas en inglés). Así que ahora tienen que suponer que de LUCA se pasará a LUCY por pura chiripa, si damos suficiente tiempo y suerte. No se precisa de prueba alguna.

Pero esto no es ciencia, sino pseudociencia servida al público con bata blanca. Suponer lo que uno imagina sin prueba alguna es el vivero de la mitología. ¿Qué nos dice la ciencia? Los datos nos muestran supercomputación en un procesador múltiple del tamaño de una cabeza de alfiler, regulación compleja dirigida por programas, y procesamiento rápido y preciso de las imágenes (véase, p. ej., sistemas ópticos). Esto no es resultado del AZAR, sino del DESIGNIO. Y esta es la verdad: «es imposible ignorar estos datos cuando se considere el origen» de las cosas que han sido HECHAS (Romanos 1:20).


Fuente: Creation·Evolution HeadlinesBacteria Too Complex To Be Primitive Eukaryote Ancestors 12/07/2010
Redacción: David Coppedge © 2010 Creation Safaris -
www.creationsafaris.com
Traducción y adaptación: Santiago Escuain — © SEDIN 2010 - www.sedin.org usado con permiso del traductor para: www.culturacristiana.org

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Reforma Protestante

LAS CUATRO REGLAS DEL MÉTODO: DESCARTES