La "basura genética" tambien tiene proposito. Dios diseño todo con un plan.
«Pseudogén» GULOP humano.
En base a este descubrimiento del «tercer código genético», los pseudogenes tienen funciones de regulación y control, y no son restos mutados de unas copias de genes «originales», sino complementos diseñados para cumplir una función en el complejo sistema de la vida. Otra posibilidad para el origen de ciertos de los llamados pseudogenes es la mutación programada bajo estrés para proteger el organismo, donde un mismo gen funcional en organismos que comparten un mismo medio podría mutar para la protección de estos organismos bajo un mismo estrés ambiental. En tal caso, la propuesta de que la presencia del pseudogén común GULOP en humanos y primates como chimpancés, orangutanes y macacos es prueba de descendencia común pierde toda justificación; se trata en tal caso de la existencia de unas librerías comunes de programación biológica dirigida a unas funcionalidades en estos organismos y/o a sus interacciones con las influencias del medio ambiente. En base a estos descubrimientos, no se puede recurrir a este pseudogén ni a otros para justificar la tesis de una descendencia común del hombre y de los primates, ni de otros tipos específicos de organismos vivientes. Estamos ante códigos diversos y de mecanismos de regulación de la expresión de dichos códigos, con unas complejísimas interacciones de regulación y control que hablan de una creación deliberada y específica. Véase NCBI. Acerca de las mutaciones como respuestas preprogramadas a estreses ambientales, véase también: Aumenta la distancia entre la investigación sobre el origen de la vida y la vida más simple.
El viejo paradigma relativo a los pseudogenes parece listo para su derribo. La vieja historia era que se trataba de copias reliquias de genes buenos que, con el tiempo, comenzaron a derivar por mutaciones debido a que la selección natural ya no actuaba sobre los mismos. La nueva historia es que son actores esenciales en una compleja interacción con genes codificante y otros reguladores génicos que controlan cuándo, dónde y hasta qué punto los genes se expresan en proteínas. Science Daily exponía el viejo Dogma Central de la genética (que el ADN es el controlador maestro de las proteínas), pero decía que el nuevo estudio «sugiere que hay mucho más en el ARN de lo que parece de entrada».
El pseudogén específico estudiado por Pliseno et al (primordialmente de la Facultad de Medicina de Harvard) se designa PTENP1. Tiene una forma inteligente de funcionamiento para regular el gen codificante, PTEN, que es conocido como supresor de tumores. Actúa como una especie de «reclamo». Como difiere del PTEN por una «mutación» al comienzo de lo que sería su región de codificación, no se traduce a proteína. Pero es transcrito a ARN mensajero (ARNm). Como tal, se asemeja estrechamente a la transcripción normal del PTEN, como un reclamo de pato se parece a un pato real. El reclamo atrae a los mismos micro-ARNs (miRNA) que se fijan sobre el PTEN para que se fijen sobre él. Mientras que los miRNAs suprimen la acción del PTEN, los reclamos «de-suprimen» los supresores hurtándolos y alejándolos del gen productor de proteínas. En resumen, decían los científicos de Harvard: «estos descubrimientos atribuyen una función biológica novedosa a pseudogenes expresados, por cuanto pueden regular la expresión de los genes codificantes, y revelan una función no codificante para los mARNs».
Isidore Rigoutsos (Universidad de Thomas Jefferson) comentaba acerca de este descubrimiento en el mismo número de Nature, en la sección News and Views.2 Y extendía este caso a todo un nuevo y fructífero campo de investigación:
Los descubrimientos de Poliseno y sus colaboradores podrían tener implicaciones más amplias más allá de la regulación del PTEN. Sugieren que cualesquiera dos genes coexpresados —llamémoslos g y G— que estén regulados por el mismo ARN no codificante (R), pueden, en principio, actuar como reclamos el uno del otro. Además, para tal par, cualquier otra molécula (R’) que afecte de forma directa a la abundancia de g afectará también indirectamente a la abundancia de G mediante la modulación de la cantidad de reclamos que g presenta G, y viceversa. El conocimiento de los objetivos compartidos así como de las cantidades relativas de g y G vendría a ser ahora una consideración experimental relevante.
El comentario comenzaba calificando como «una noticia sorprendente» que «los pseudogenes sean funcionales y puedan tener una función en el control del cáncer». En tanto que Rigoutsos observaba que «se había supuesto que los pseudogenes eran fundamentalmente vestigiales», señalaba a otros recientes descubrimientos de que están funcionalmente vinculados con otros elementos reguladores del ARN. En el mismo artículo de News and Views, Frank Furnari (UC San Diego) decía así:
Definir el «ADN basura» se está volviendo más difícil. Por ejemplo, los pseudogenes han sido considerados como elementos genómicos no esenciales y han sido mayormente ignorados. Bien, no debieran serlo más, según Poliseno y colegas, que exponen una clara relación funcional entre el gen de supresión de tumores PTEN y su pseudogén PTENP1 (Fig. 1). Este estudio podría tener grandes implicaciones para comprender los mecanismos de las enfermedades, y particularmente del cáncer.
Furnari también indicaba otras posibles enfermedades de las que podría ser responsable la descompostura de la rigurosa regulación del PTEN. Dos de estas enfermedades son los cánceres humanos de mama y de colon. Y añadía que puede ya ser hora de proceder a una «redefinición de este pseudogén aparentemente vestigial como gen supresor de tumores». Para terminar, Furnari extendía este caso particular a este principio general: «Los autores encuentran asociaciones similares entre otros genes bien conocidos asociados con el cáncer y sus correspondientes pseudogenes. De este modo demuestran que este inesperado mecanismo de regulación génica podría tener más amplias implicaciones en el origen de los tumores y que podría tener el potencial de ofrecer nuevos objetivos para medicamentos contra el cáncer».
Poliseno et al no hacían mención alguna de ninguna evolución en su artículo de investigación. Rigoutsos anotaba así su ilustración: «Parientes evolutivos cooperan», pero en ninguna parte explicaba por qué el PTEN y el PTENP1 estarían relacionados por evolución, cómo el pseudogén llegó a adquirir por evolución una función, o cómo la teoría de la evolución arrojó luz sobre el análisis o llevó al descubrimiento. El artículo de Science Daily’s article (un comunicado de prensa del Centro Médico de Diaconía de Beth Israel [BIDMC], que forma parte de
Otro código genético. Este descubrimiento multiplica el contenido en información del genoma, porque equivale a descubrir otro código genético. Las transcripciones no codificantes resultan ahora portadoras de información funcional independiente del ADN. Quizá éste debería considerarse como el «tercer» código genético (véase Un hito científico: Descubrimiento del segundo código genético).
La última década ha sido testigo de un aumento explosivo de las observaciones de pequeños ARNs en el núcleo. ¿Qué función tienen? Por cuanto la función de los pseudogenes, de los pequeños ARNs y de los mRNAs de regulación no depende de las secciones que codifican para proteínas, no pueden haber obtenido su información genética procedente del ADN por vía del Dogma Central. Pier Paolo Pandolfi del BIDMC explicaba: «Esto significa que no sólo hemos descubierto un nuevo lenguaje para el ARNm, sino que también hemos traducido el lenguaje anteriormente desconocido de hasta 17.0000 pseudogenes y de al menos 10.000 largos ARNs no codificantes (lnc). Consiguientemente, conocemos ahora la función de alrededor de 30.000 nuevas entidades, lo que ofrece una novedosa dimensión por la que puede regularse la biología celular y de los tumores, y que efectivamente viene a doblar el tamaño del genoma funcional».
1. Poliseno et al, «A coding-independent function of gene and pseudogene mRNAs regulates tumour biology», Nature 465, pp 1033–1038, 24 de junio de 2010, doi:10.1038/nature09144.
2. Isidore Rigoutsos y Frank Furnari, «Gene-expression forum: Decoy for microRNAs», Nature 465, pp. 1016–1017, 24 de junio de 2010, doi:10.1038/4651016a.
Se ha hecho un apasionante descubrimiento de los que rompen paradigmas. Quizá la acumulación de tantos conocimientos acerca de la naturaleza reguladora de toda una parte del genoma que se consideraba «basura» llevará finalmente al materialismo a una tal tensión que quedará claro lo absurdo de su tesis de un origen al azar de unos sistemas tales de regulación y control del desarrollo, ritmos y cadencias de la vida. Los darwinistas pueden insistir en que todo el sistema parece demasiado chapucero para haber sido diseñado, y que pudiera haberse originado por evolución; los creacionistas y los que mantienen la tesis del Diseño Inteligente pueden responder que es un sistema ingenioso y demasiado finamente regulado para que se hubiera podido llegar nunca a tal cosa por cambios al azar, y además dando algo totalmente contrario a las expectativas darwinistas. Los creacionistas bíblicos mantendremos la tesis de un sistema originalmente perfecto que ahora funciona imperfectamente. Desde luego, en este debate surgirán muchas cuestiones interesantes, pero ahora hay una cosa en la que todos estamos de acuerdo: lo que antes se consideraba como «basura genómica» ahora se sabe que son sistemas activos y funcionales.
Un punto importante a considerar es que los estamentos establecidos darwinistas materialistas quedaron sorprendidos ante este descubrimiento (véase Ley de Young). ¿A qué se debía tal sorpresa? Se debía a que lo que se ajustaba a su punto de vista era la perspectiva en hundimiento progresivo de basura genética, de entes vestigiales en la caja de herramientas de un relojero ciego, y de sobras inútiles que iban desfigurándose por mutación bajo una presión selectiva relajada. En la perspectiva genética de los neodarwinistas, la duplicación de genes sería una fuente a la vez de innovación y de basura. Dos copias de un gen, obtenidas por error de copia, podrían producir dos diferentes genes funcionales, o dejar a uno funcionando y al otro desvaneciéndose bajo la carga de las mutaciones. Esto era lo que se representaba con el concepto de «pseudogén», aquellos tramos de ADN que no producían proteínas o que no parecían realizar ninguna función después de ser transcritos. Se trataba meramente de unas inútiles sobras de errores de copia, que quedaban ahí como colgando y marchitándose. Por esto los darwinistas han estado descuidando los «pseudogenes» durante tanto tiempo. Eran entes vestigiales; eran cosas aburridas. Incluso el nombre que les dieron —pseudo genes— (no realmente genes, sino falsos postulantes) era despectivo.
Los científicos que reconocen la evidencia del diseño inteligente en las estructuras y funciones de la vida contemplan un sistema complejo como el de la transcripción, traducción y regulación genética, contempla toda la compleja actividad y de los componentes imbricados en la misma, de lo que sólo se conoce algo, y piensa: Si está ahí, hay alguna razón para ello. En lugar de descartar algo de entrada como basura porque no concuerda con el actual Dogma Central, el científico que se mueve dentro del paradigma del D.I. busca pruebas de función. Da por supuesto un propósito y designio general en el sistema, al menos en sus rasgos principales. Quizá no se encontrará una función para un fenómeno específico, pero al menos el científico que admite el designio plantea otra clase de preguntas. No dice: «¿Qué está haciendo esta basura estorbando aquí?», sino «¿dónde ajusta esta pieza del rompecabezas en la imagen general?» En este caso específico, los científicos de la escuela del diseño inteligente no tienen una reacción de sorpresa, sino de satisfacción: el cumplimiento de las expectativas. ¿Realmente se acaba de doblar el contenido en información del genoma? Imaginemos al materialista darwinista por una parte, y al científico teísta por la otra, diciendo «¡Cielo santo!», pero con unas expresiones faciales y unos tonos de voz totalmente diferentes ante tal revelación.
Si todos los genetistas hubieran abordado la caja negra de los llamados pseudogenes con la mentalidad abierta a un diseño deliberado e inteligente de la vida biológica, es bien posible que nuestro conocimiento de la regulación génica hubiera avanzado a pasos de gigante y que se hubiese adelantado en años o en décadas —e incluso que ya se hubieran hecho grandes progresos en la curación del cáncer. Y es que lo que el hombre piensa en su corazón tiene un gran impacto en todo lo que hace.
Libro recomendado. Si usted sabe inglés, un libro esencial en la fundamentación de la realidad del designio en la vida es Signature in the Cell, publicado ahora hace un año. Ahora ha salido en rústica. Haga clic aquí para información adicional.
Fuente: Creation·Evolution Headlines – The RNA Code: Pseudogenes Functional, Help Prevent Cancer 24/06/2010
Redacción: David Coppedge © 2010 Creation Safaris - www.creationsafaris.com
Traducción y adaptación: Santiago Escuain — © SEDIN 2010 - www.sedin.org Usado con permiso del traductor para www.culturacristiana.org
Dios es un término que bien podemos suponer sinónimo de Universo (Juan el Evangelista: "En el principio era la palabra...)Carece de contextura antropomorfa, Cristo lo considera "el Padre" por ser el sustrato que nos permite la vida; si Cristo "era" antes que nosotros fuésemos y nos reconoce como hijos de Dios, hermanos suyos,estamos frente a algo generalizado para el universo; si Cristo reconoce que "muchas son las casa del Padre" indica que muchas son las especies inteligentes en el universo; si evolucionamos según nuestro propio hábitat, nuestros hermanos universales deben ser distintos y sería una aberración suponer la existencia de un Dios "local o particular" que no se parezca a ellos también. Dios es todo, no necesita que le rindan honores ni requiere de lisonjas.
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