¿Pueden los cristianos confiar en la ciencia 'secular'?

Krista Bontrager

¿Cuánta confianza pueden depositar los cristianos –o cualquier otra persona– en los descubrimientos de científicos no cristianos? Hay creyentes que dicen que ninguna, especialmente en temas relacionados con los orígenes. (1) A primera vista, este escepticismo parece estar justificado. Después de todo, la palabra de Dios dice que los no redimidos “con su maldad obstruyen la verdad” (Romanos 1:18; ver también Efesios 4:17-19). Efesios 2:1-3 dice que Satanás manipula la mente de los incrédulos.

La influencia de la gracia común de Dios puede ayudar a contestar esta pregunta. Dentro de esta doctrina histórica reside una justificación bíblica para participar y disfrutar de los descubrimientos de la ciencia moderna.

Los teólogos evangélicos definen a la gracia común como una expresión de la benevolencia de Dios hacia toda la humanidad. No quita el castigo por el pecado, pero sí otorga a todos “bendiciones innumerables” suyas (2) y ayuda a refrenar la plena expresión del mal del que son capaces los humanos. La gracia salvadora, como una categoría distinta, se refiere a la aceptación de Dios de la muerte de Cristo como el pago completo del castigo del pecado en beneficio del pecador arrepentido. (3) La gracia salvadora transforma gradualmente a la persona por dentro, liberándola del poder del pecado.

En palabras del teólogo Louis Berkhof, “[la gracia común] acota el poder destructivo del pecado, mantiene en cierta medida de orden moral en el universo, lo cual permite una vida ordenada, distribuye en grados varios los dones y talentos entre los hombres, promueve el desarrollo de la ciencia y el arte, y derrama innumerables bendiciones sobre los hijos de los hombres”. (4) Aun cuando Dios pronunció una sentencia de muerte sobre quienes rechazan su gracia salvadora (Romanos 3:23), el castigo ha sido suspendido temporalmente. (5) Entretanto, las personas no redimidas son capaces de reconocer las maravillas y el funcionamiento del mundo natural. (6)

La gracia común, con su doctrina compañera, la revelación general, (7) brindan el fundamento para la participación cristiana en la cultura, incluyendo el diálogo con la ciencia moderna. (8) Lejos de afirmar que los incrédulos perciben al mundo de alguna forma que distorsiona la realidad, la Biblia presenta varios ejemplos de personas no creyentes que pueden clasificar el mundo físico con una precisión satisfactoria. En Mateo 7:9-10, Jesús reconoció la capacidad de los incrédulos para distinguir entre pan y piedras, pescados y serpientes. El Antiguo Testamento reconoce que los incrédulos construyeron ciudades importantes como Nínive, Sodoma y Gomorra, y Babilonia, logros que requirieron alguna comprensión y aplicación de principios de ingeniería. El rey pagano de Tiro envío troncos de cedro, carpinteros y albañiles a David, el rey de Israel, para ayudar a construir su palacio (2 Samuel 5:11). De nuevo, este relato supone que los no creyentes son capaces de clasificar a los árboles correctamente y usar tanto las matemáticas como la ingeniería. La Biblia afirma que todos los humanos, independientemente de su perspectiva religiosa, pueden acceder por lo menos a algunas verdades acerca del mundo natural.

La gracia común explica cómo los antiguos musulmanes lograron grandes avances en las matemáticas, y los griegos en astronomía. Asimismo, explica por qué los bioquímicos hindúes y cristianos que trabajan juntos en un laboratorio hacen análisis idénticos del funcionamiento interior de la célula. Los cristianos pueden abrazar libremente la verdad acerca del mundo natural dondequiera se encuentre, no importa quién la encuentre. Al tener este magnífico regalo de la gracia común los cristianos pueden regocijarse en los descubrimientos de la investigación científica, en vez de desconfiar de ellos o desestimarlos, y declarar: “Toda verdad es la verdad de Dios”.

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God's Two-Part Harmony, by Kenneth Samples
A Reformed Perspective on the "Physics of Sin," Krista Bontrager

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Without a Doubt, by Kenneth Samples

Referencias:
1. Ver James Jordan, Creation in Six Days (Moscow, ID: Canon Press, 1999), p. 127.
2. Génesis 17:20 (comparar v. 18); 39:5; Salmos 145:9,15,16; Mateo 5:44,45; Lucas 6:35, 36; Hechos 14:16, 17; 1 Timoteo 4:10.
3. Clásicamente, la “gracia salvadora” ha sido llamada “gracia particular”. Sin embargo, estoy adoptando la terminología usada por Wayne Grudem, porque parece más moderna en lo que transmite. Wayne Grudem, Systematic Theology: Introduction to Biblical Doctrine, (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1994), p. 657.
4. Louis Berkhof, Systematic Theology, 4th ed. (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1979), p. 434, resumiendo la postura de Juan Calvino sobre la gracia común.
5. Esta analogía está tomada de Berkhof, 442.
6. Lucas 6:33; Romanos 2:14, 15.
7. Kenneth Samples, Without a Doubt: Answering the 20 Toughest Faith Questions (Grand Rapids, MI: Baker, 2004), pp. 42-51.
8. Para saber más acerca de esta relación, ver Michael Scott Horton, Where in the World is the Church? A Christian View of Culture and Your Role in It (Phillipsburg, NJ: Presbyterian & Reformed Publishing, 2002).

Traducción: Alejandro Field
Artículo original: Can Christians Trust "Secular" Science?

Comentarios

  1. • El creacionismo y el diseño inteligente no son ciencia, son pseudo ciencias ya que adolecen de una deficiencia fundamental, que no son falsables. No existe la posibilidad de refutar la existencia de un creador o de un diseñador inteligente, esto también produce que ambas hipótesis son argumentativamente circulares

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